jueves, 22 de agosto de 2013

PECADOS Y VIRTUDES DE LOS CICLISTAS URBANOS



Las bicicletas están de vuelta. Como moda vintage o como forma de entender la vida, cada día más gente cabalga sobre ellas para transportarse en la ciudad o disfrutar de una ruta campestre. Crisis económica, valores sostenibles y salud son las coordenadas que nos han hecho desempolvarlas del garaje o adquirir un último modelo. 

Entre las distintas formas de practicarlo los ciclistas urbanos son una tribu en crecimiento. Para ir a clase o al trabajo descubrimos que se trata de un medio que ahorra tiempo de desplazamiento, reduce la contaminación y reconcilia a peatones y conductores,… o no.

Para seguir el buen ciclo-camino debemos hacer autocrítica. Estos son algunos de los comportamientos que podemos observar entre los ciclistas urbanos, que deben compaginar el carril bici con la acera y la carretera.

  L Circulan por aceras y carreteras, según les convenga, sin respetar del todo ninguno de los dos códigos: Se suele hacer por necesidad; si no hay carril-bici y el tramo de carretera es demasiado peligroso, no queda otra opción. Bajarse de la bicicleta en las aceras, sin gruñir a los sosegados peatones, es lo ideal (y lo legal); pero tampoco es un gran pecado pasar montado algún tramo. Es difícil cumplir las reglas de ambos mundos: resulta imposible arrancar al ritmo de los coches en los semáforos o avanzar al de los peatones en los pasos de cebra. El respeto mutuo es la única solución si no estás dispuesto a poner tu vida para la causa bicicletera.

-        L Van demasiado rápido por el carril bici y las aceras: Es cierto. Siempre debemos pensar que en la acera la prioridad es peatonal. Pero incluso por el carril bici hay ciclistas que se exceden. Es normal pedalear más rápido si llegas tarde a una cita, pero el carril bici no es un velódromo, no es normal que un pelotón de amateurs enmayados procedente de las montañas te adelanten a toda velocidad. En los carriles urbanos también debemos respetar a los ancianos despistados y a las sillas de ruedas; es el problema de que el carril-bici haya sido ganado a la acera en vez de a la carretera. 
   
-         J Reducen la peligrosidad: La bicicleta es el término medio de locomoción entre ir en coche e ir a pie. Está comprobado que ayuda a reducir la casi siempre excesiva velocidad de los coches en la ciudad, eso por lo que tanto nos gusta poner resaltos de cemento. Las bicicletas benefician, pues, la tranquilidad urbana dando mayor seguridad a los peatones. Tanto viandantes como conductores olvidan con frecuencia que los ciclistas también tienen derecho a circular, aunque no exista regulación sobre algunos aspectos. Pero parece que los urbanitas necesitamos leyes para todo.     

-         J No son lanceros a caballo: Es poco probable que atropellemos a sus hijos o a sus perritos; circulamos y observamos a pie de calle, no vamos metidos en un auto que elimina la visión de todo aquello que no levante más de un metro del suelo. A veces, circulando por la carretera, te miran como si fueras más peligroso que un coche. Pero ante las caras de horror de algunos padres y dueños de mascotas hay que reducir la velocidad y tocar suelo si hace falta.

-         J Hacer deporte pone de buen humor: Además de ser saludable físicamente, lo es mentalmente. Es normal ver a ciclistas sonrientes, no solemos gritar al resto de personas y vehículos ya que nuestra ira se esfuma con el esfuerzo del pedaleo. Ir en bicicleta da una perspectiva más panorámica de la ciudad, más inclusiva: igual ves una rata corriendo por un descampado que el skyline del casco histórico en el que hacía tiempo que no reparabas. Es la cura contra el sedentarismo y los atascos. Junto con la peatonalización, las ciclocalles construirán las mejores ciudades del futuro. ¿Se nota que vine en bici?  



1 comentario:

  1. "Pedaleando soy feliz" http://www.elsenorgordo.com/2013/08/pedaleando-soy-feliz.html

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