Acabo de llegar de otro estupendo día de “bicicletear” por
la ciudad de Sevilla. El servicio público de bicicletas y el carril-bici por
algunas zonas urbanas así lo permiten. Aunque aconsejo no practicar esta
actividad durante la Semana Santa o en pleno agosto, en general, es bastante agradable,
económica y saludable.
En esta ocasión decidimos recorrer el Paseo de la Palmera
hasta el puente de San Telmo, tomar una inevitable cervecita en la Calle Betis,
junto al río, y continuar por el carril que atraviesa la Isla de la Cartuja. La
excusa de tomar esta ruta eran las actividades que se estaban celebrando en el
antiguo recinto de la Expo 92 por el 20 aniversario de la misma. Pero, como
todos los sábados y domingos del año, las calles de la Expo estaban
placenteramente desiertas.
El tema de la repercusión que tuvo, y sigue teniendo, la
Exposición Universal de 1992 para Sevilla, y para Andalucía en general, es
bastante recurrente en las charlas ligeras de la capital. Sin contar con el
sentido estético, las valoraciones económicas y urbanísticas arrojan luces y sombras: